I. EL HOMBRE QUE NO SE DEBIÓ ENAMORAR

Sebastián, un hombre que ante el mundo buscaba mostrarse fuerte, calculador y frío, tenía un témpano de hielo como corazón, nunca quiso que  lo vieran vulnerable y se mostraba con una coraza difícil de romper.

Durante su adolescencia creía ser el "más bravo" porque podía darse el lujo de estar con quien él quisiera, los aplausos y urras de sus amigos elevaban su ego, mientras más "conquistas" tenía él decía ser el mejor. En el colegio como el egocéntrico Sebastián decía nadie se salvaba y valgan verdades se dice que las chicas más deseadas caían, tal vez era su cara, su trato o quizás tenía un buena labia en buen cristiano tremendo florero resultó, nunca se supo cómo lo hacía.

Su frase favorita era soltero, pero nunca solo. Su tipo de mujer eran las flacas, de buen cuerpo, rostro de ensueño, la sonrisa era primordial, le gustaba estar rodeado por las chicas más bellas con la que todos quisieran él quería estar primero, pero todo esto venía acompañado de la edad, su delirio eran las menores que él.

Cuando se encontraba en pleno furor en la universidad, donde su vida fue cambiando para mejor tanto económico, social y hasta laboral. Sebastián quería seguir disfrutando esa soltería pero conoció a alguien Luisana, cabellos rizados, su caminar era como el de una modelo, en realidad lo era y jalaba muchas miradas. El gran conquistador quedó lelo al verla, su seguridad desapareció y cuando se le acercaba se volvió completamente tímido, la fue conociendo y sí ese verbo florido funcionó, por fin el muchachón tenía enamorada y era raro para él, no sabía como comportarse pero iba para adelante, la acompañaba a todos sus eventos, era su fan número uno y ella también lo acompañaba a su trabajo. Sí, resulta que Sebastián era muy celoso y aunque quería que todos vieran a quien tenía al lado, no dejaba que nadie se le acerque y es que nunca había estado ante esa situación.

Al inicio todo parecía perfecto, por primera vez no buscaba a otras personas y podía estar tranquilo con la mujer que lo acompañaba. Sebastián trabajaba en uno de los medios de comunicación más importantes de Narnia, tenía un buen puesto y lo que más le gustaba estar en las fiestas más exclusivas y rodeado de lujos, las mejores botellas de trago y codeándose con quienes manejaban los hilos del país por lo bajo, él estaba en su gloria, se creía el todopoderoso pero aun así no caía ante la tentación, al parecer se había enamorado.

Luisana vivía muy lejos a Sebastián, empezaron a verse cada vez menos pero igual ambos hacían de todo por la relación, pero claro como dicen amor de lejos felices los cuatro. El joven que había caído enamorado se enteró de la infidelidad de su amada, sus sentimientos se le fueron al carajo, no sabía como reaccionar ni que hacer, trató de ocultar su malestar y que se sentía destruído, no vio mejor manera que curar que hacer lo mismo, volver a su pasado y empezar a ser "soltero" frente a los demás, salía a escondidas, se besaba con todas las que podía y así el creía sentirse mejor. Esa relación ya estaba rota y así transcurrieron 3 años en los cuales el amor se había ido pero ambos solo estaban juntos por la conveniencia, ella tenía los contactos que quería por Sebastián y él podía lucirla como su trofeo. Un buen día ella simplemente lo dejó y se fue con otra persona y él se quedó con el corazón destrozado porque su primer amor lo hizo mierda.

Lloró, sufrió y se hundió en su soledad, nadie podía verlo así pues solo quería que lo vieran fuerte para seguiro robando corazones y despilfarrando en juergas, con el box lleno hasta más no poder de las nuevas modelitos que estaban saliendo en Narnia, las que morían por salir en pantalla por unos segundos y a las que Sebastián les cumplía el capricho, peligroso el haberle dado ese poder. 

Juró nunca más volver a dejar que nadie entre a su corazón herido y partió a un lugar donde era el rey y donde lo tenía todo para sanar o bueno al menos hacerlo a su estilo.


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